Este es uno de los debates más viejos entre los corredores, usualmente con opiniones bien polarizadas.

Cuando empecé a correr, SIEMPRE corría con música, ni siquiera era una opción. Todo cambió cuando un día (en el 2013) en que, saliendo a correr, me asaltaron y me quitaron el MP3 player. Ese mismo día, pedí otro para durar el menor tiempo posible corriendo sin música. Pero en esos días que duró en llegar, me acostumbre a correr sin música, lo vendí cuando llegó, y he seguido entrenando sin música desde ese entonces.

Por el otro lado, Jenny siempre corre con música, y no le hace nada de gracia cuando llega al Mirador y se da cuenta de que el Mighty o los audífonos están descargados. Correr con música nos permite distraernos, ayuda a que un entrenamiento duro pase más rápido gracias a nuestro playlist favorito, así como también ponernos al día con algún podcast. La música también puede ayudarnos a sobrevivir un tortuoso entrenamiento en la caminadora.

Correr sin música nos hace escuchar nuestro cuerpo (respiración, pisada) y estar más presentes en lo que estamos haciendo. En un mundo híper conectado, nos permite un momento para estar libres de tecnología. También, es mejor no llevar muchas cosas encima cuando estamos corriendo en la calle o en horas más solitarias.

En fin, hay argumentos de ambos lados. Sigue entrenando de la manera que te guste. Si corres con música, no dejas de ser un corredor “de verdad” por hacerlo. Si corres sin música, tus amigos no te darán envidia cuando te digan que su reloj tiene Spotify!

Javier