En los últimos años, la forma de entrenar ha evolucionado gracias al auge que han tenido los relojes deportivos con GPS. Desde medir ritmo de pasos, velocidad, ritmo cardíaco, hasta el balance de un lado y otro. Se puede decir que podemos prácticamente analizar cualquier métrica que deseamos. Obvio esto nos ofrece una ventaja enorme, ya que podemos evaluar con suficiente certeza nuestro progreso como atletas, ya sea a nivel profesional o como atletas recreacionales.

Pero esto también tiene un lado que puede convertirse en nuestro enemigo, esto es cuando empezamos a depender de esta tecnología y nos olvidamos de aspectos básicos de cualquier entrenamiento, tales como la percepción del esfuerzo, saber cuándo parar o cuando podemos continuar, respiración, temas posturales, incluso hasta algo tan sencillo como disfrutar la corrida.

Como coach, cada vez más recibo retroalimentación de los atletas diciendo: “el reloj no me marcó bien el paso”, “el reloj chipió así que hice cualquier otra cosa”, “ayyyy el reloj me tenía loca pitando, así que me bloquee”, “el entrenamiento no se bajó al reloj, así que no hice el tempo, hice una corrida suave”, y así innumerables comentarios similares donde se evidencia la dependencia de la tecnología para poder completar su sesión de su entrenamiento. Pero la verdad es que estos relojes inteligentes tardan algunos segundos en marcar el paso exacto o el ritmo cardíaco que llevas, asimismo puede fallar el GPS y no marcar lo que estás haciendo.

Recuerden que cada entrenamiento tiene un objetivo, ya sea recuperación, causar fatiga, trabajar umbrales; pero si tu enfoque en sólo un número y no tomas en cuenta la respuesta de tu cuerpo, es muy probable que se pierda el objetivo de la sesión del entrenamiento. Es por esto que siempre estamos detrás de la retroalimentación del atleta, de saber cómo se sintió, si fue fácil o difícil, si sentía que podía seguir o si sintió que dejó las piernas en el asfalto, si le faltó la respiración (aclaro que la famosa frase de “me sentí bien” no es suficiente para una retroalimentación, ya que puedo haber realizado unas repeticiones y sentirme bien a pesar del cansancio)

Si te sientes identificado con esta situación, aquí te comparto algunas ideas para que puedas llevar tu entrenamiento a otro nivel, usando tu reloj deportivo como un aliado y no como tu enemigo:

• Aprende a conocer las sensaciones que se deben sentir con los diferentes pasos de entrenamiento. Lo que se siente cuando corres a un paso suave no es lo mismo que en un tempo, ni tampoco un stride. Algo que puedes hacer es realizar uno que otro entrenamiento sin mirar el reloj, y llevándote solo de la percepción del esfuerzo. Al final de la sesión, analiza la data para ver qué tanta relación tiene en comparación con tus sensaciones,. Recuerda que existe una escala de percepción de esfuerzo que va del 1 al 10, siendo el 1 lo más fácil y suave hasta el 10, que sería el máximo.

• En los días suaves asegúrate de que puedas llevar una conversación y que la respiración sea fluida. A veces nos enfocamos tanto en el paso que nos enfocamos únicamente en el paso sin darnos cuenta que ese día en particular en realidad nos sentimos muy fatigados. El clima, la humedad, el tipo de terreno pueden influir en cómo te sientas ese día, por lo que escuchar tu cuerpo se vuelve muy importante para cumplir con el objetivo de que sea un día suave.

Jenny